El objetivo general de este proyecto es reunir especialistas de las comunidades extranjeras en España con arabistas y otomanistas para reconsiderar de forma global la presencia de súbditos del Imperio otomano en los territorios de la Monarquía hispánica, en una cronología amplia que va desde la conquista otomana del siglo XV hasta las grandes migraciones de orientales a América del Sur en el siglo XIX. Trata de privilegiar una perspectiva de historia social que pueda resaltar la diversidad de las trayectorias colectivas e individuales, pero sin desestimar la importante presencia esclava que ha sido más estudiada. En este sentido se intentará poner el acento sobre la circulación de los individuos libres, siguiendo tres hipótesis:

1ª hipótesis: ¿Quiénes son los “turcos” y los “orientales”, cómo se identifican y son identificados en el mundo hispánico?
El vocablo “turco” no es el único ni el más utilizado en las fuentes, además de ser muy equívoco por designar según los casos la procedencia geográfica (Turquía), la sujeción política (súbditos otomanos), o la religión musulmana. Además cohabita con otros términos mucho más frecuentes que apuntan a las “naciones” que conforman el Imperio otomano (griegos, serbios, albaneses, argelinos, sirios, armenios…), cuando ocurre también que estos individuos sean designados por su confesión religiosa (mahometano, “moro”, morisco, judío, maronita, melkita), o confundidos con otros grupos (marroquíes, renegados, etc). El término de “oriental” tampoco aparece de forma tan frecuente en las fuentes hispánicas, mientras que en Francia es un término muy común para designar el conjunto de naciones procedentes de las Escalas de Levante. ¿A qué se deben esas peculiaridades? ¿Cómo relacionarlas con las instituciones encargadas de proteger y de controlar a esos individuos? Tomando en cuenta la presión ejercida por la Inquisición sobre la disidencia religiosa, cabe preguntarse si tuvo impacto o no en los actores por afirmar o modificar su 3 identidad. De hecho, la dificultad de los historiadores en identificar los súbditos otomanos en las fuentes tiene que ver con un proceso de invisibilización que es muy frecuente en el caso de los viajeros, por disimular o falsificar su identidad, o por cambiarla por la conversión al catolicismo. Por tanto, el uso de esos términos merece ser analizado en cada contexto para entender las lógicas y los procedimientos de identificación y sus evoluciones en el tiempo.

2ª hipótesis: ¿Cómo, cuándo y por qué “turcos” y “orientales” viajan a España, y de allí algunos pasan a América?
Apoyándose en los numerosos estudios sobre las circulaciones en el Mediterráneo, se trata aquí de entender las rutas y las formas de movilidad que unen el oriente y el occidente mediterráneo. El papel de las islas y territorios hispanos es aquí fundamental, sean Nápoles, Sicilia y las Baleares, como de los territorios que mantuvieron relaciones densas con España, como Roma, Malta o Génova. Además de las rutas marítimas, la circulación parece también haber pasado por las fronteras terrestres con Francia y Portugal. Se trata también de considerar los grupos y comunidades que favorecen esas movilidades, como las órdenes religiosas presentes en oriente (franciscanos, mercedarios, antonianos, etc.), los moriscos y sefardíes españoles exiliados en el norte de África, y las redes mercantiles francesas e italianas y sus relaciones con el comercio español. En fin, el traslado a América no deja de plantear preguntas sobre la capacidad de control (cuando no de tolerancia funcional), de las autoridades hacia esos individuos procedentes de un Imperio supuestamente enemigo. ¿Cuáles fueron las rutas privilegiadas para penetrar las colonias americanas, desde Sevilla o desde Manilla? Rastrear las condiciones de viaje y de circulación por los territorios americanos queda aún por ser estudiado detenidamente.

3ª hipótesis: En ausencia de una estructuración por “nación”, ¿cuáles fueron las formas de inserción de esos individuos dentro de las sociedades hispanas?
La presencia de indiviudos y comunidades procedentes del Imperio otomano adquirió, en principio, un carácter fragmentado en consideración de una procedencia social y geográfica muy diferente: armenios (DOMÍNGUEZ ORTIZ 1953), griegos (GIL FERNÁNDEZ 2011, VARRIALE 2015) y cristianos orientales procedentes del área balcánica (MARTÍN CORRALES 2009). Sin embargo, no se trata de una serie de individuos aislados: los estudios recientes han demostrado que existen personas, instituciones y lugares que los reciben y los protegen. Cabría por lo tanto resaltar el papel que tuvieron la Corte, las casas nobiliarias, los consulados mercantiles, las órdenes religiosas, los obispados, los reclutadores de tropa y de mano de obra en favorecer tanto la movilidad como en permitir el asentamiento. Si como ha quedado demostrado la Corona ha sido una fuente importante de dispensa de protección y de pensiones (SANDOVAL PARRA 2014), la presencia “turco-oriental” aparece en principio como un modelo muy “descentralizado” que ha involucrado un gran cantidad de actores locales que tuvieron, de una manera o de otra, interés en 4 recibir y mantener a esos extranjeros. ¿Dónde radica este interés y cuáles fueron sus instrumentos?

Objetivos concretos de la investigación del Proyecto EHEHI Casa de Velázquez–UCM:

1º. Promover una línea de investigación a nivel internacional que integre a los individuos y redes del Imperio otomano en el marco de los nuevos estudios sobre las comunidades extranjeras en España y la América española de la Edad Moderna.

Para esto se parte de la experiencia ya adquirida por los dos Investigadores Principales solicitantes en el Proyecto precedente del Plan Nacional de I+D+i MINECO 2013–15, “Los extranjeros y las reformas en la España borbónica: actitudes y respuestas de las naciones a las reformas carolinas desde una perspectiva comparada (1759–1793)”, Ref. HAR2012-36884-C02-02 (IP Óscar Recio Morales). Durante estos tres años, este Proyecto ha liderado los nuevos estudios sobre el papel de los extranjeros en la Edad Moderna y ha contribuido significativamente al avance de nuestros conocimientos sobre estas comunidades en la Monarquía española. La evaluación positiva de sus resultados ha llevado a ampliar el radio de acción hacia el este de Europa, el área del Cáucaso y Persia gracias al nuevo Proyecto Coordinado de Excelencia del Gobierno de España 2016–19 EUROEST: “La Otra Europa: individuos y grupos de la Europa oriental y del Imperio safaví en España y la América española de la Edad Moderna”, Ref. HAR2015-64574-C2-1-P MINECO/FEDER). Este Proyecto está coordinado por el historiador Óscar Recio Morales (UCM) y por el filólogo de la Universidad de Alicante José Cutillas Ferrer. La línea del Proyecto EHEHI Casa de Velázquez–UCM permitirá profundizar en el área otomana que no cubre en su totalidad el Proyecto UCM-Universidad de Alicante, y permitirá al grupo seguir siendo un referente nacional e internacional sobre el estudio de los grupos extranjeros en España y en Europa. En este sentido, aunque cada vez conocemos mejor el mundo otomano en España (DE BUNES IBARRA 2015), se necesitan incorporar los estudios sobre extranjeros desde una base europea (CERRUTTI 2012; KRISTEVA 2014) y en particular sobre los grupos procedentes del Imperio otomano, donde los trabajos de la escuela orientalista francesa son particularmente relevantes (CHAUDHURY 2007; DAKHLIA 2011–13; HEYBERGER 2009).


2º. Determinar la capacidad de proyección global, atracción y adaptación de la Monarquía hacia otras comunidades.

La posición de liderazgo político, militar y espiritual de la Monarquía hispánica en la Europa de la segunda mitad del XVI hizo necesario buscar un equilibrio entre la defensa de otros europeos pertenecientes a una misma «comunidad de fe», su diversidad y su condición jurídica en España. Esto hizo necesario recuperar, re-adaptar o crear nuevos instrumentos jurídico-administrativos para hacer frente a una situación que superaba ampliamente los límites geográficos, conceptuales y jurídicos castellanos y adquiría una nueva dimensión 5 global. Entre los retos planteados para la administración española estaba la necesidad de ordenar la complejidad de las naciones y, teniendo en cuenta que la desigualdad estamental era un valor transversal a todas las sociedades europeas del Antiguo Régimen, discernir la calidad (nobleza) de cada individuo al interno de su nación.


3º. Indagar en los procesos e instrumentos de control y posible integración del extranjero de origen “turco-oriental”.

Aquí se deben examinar, por un lado, los mecanismos locales de control e integración: se ha estudiado el papel de la Monarquía en los padrones y censos de extranjeros, pero hasta fechas muy avanzadas del siglo XIX son las justicias locales las que han sido encargadas de controlar concretamente la identidad de la gente de paso. Por otro lado, es necesario identificar a los posibles interlocutores y protectores en la Corte: esto es, alguien que actuase como principal representante de su nación ante las instituciones y por supuesto que fuera reconocido como tal por estas instituciones. En líneas generales, la figura del «Protector de Extranjeros» de las comunidades extrapeninsulares en España es muy poco conocida en sus vertientes de “tutor”, “mediador” y “defensor” de extranjeros. Esta figura todavía no ha sido objeto de un análisis que supere el estricto marco legalista, que abarque otros ámbitos además del comercial y que establezca similitudes y diferencias con otras figuras mucho mejor estudiadas, como la del Protector de Indios. En el caso de los individuos “turco-orientales” nos encontramos además con procesos de conversión al catolicismo que necesitan ser comparados con los procesos a la inversa ocurridos en la Europa balcánica tras su conquista por el Imperio otomano y que ya han sido objeto de sendos estudios (MINKOV 2004; KRSTIĆ 2011).

4º. Examinar trayectorias vitales de individuos y grupos “turco-orientales” en España y la América española:

personajes como Miguel Casiri, un cristiano maronita de Líbano, que fue bibliotecario real en el reinado de Carlos III y traductor de los manuscritos árabes del Escorial. O la trayectoria de Ilyas ib Hanna al-Mawasili, un cristiano bagadadi, que realizó una estancia de varios meses en Nueva España a finales del siglo XVII y escribió a su vuelta la primera historia de América en árabe; o el caso de Juan Clat Fragela, un rico comerciante nacido en Damasco y residente en Cádiz, donde se implicó en distintas obras y donaciones, como la famosa Casa de las Cuatro Torres, un espectacular edificio del barroco gaditano levantado entre 1736 y 1745.