Contexto

¿Qué conducía a los actores del comercio a respetar sus compromisos con quienes cooperaban o se asociaban? ¿Cómo podían confiar en individuos, a veces muy distantes, sobre los cuales solían tener información fragmentaria e instrumentos de control y sanción limitados? Estas cuestiones, muy explícitamente formuladas por Francesca Trivellato hace casi 20 años en un artículo que marcó un hito (Francesca Trivellato, 2003), siguen alimentando hoy la reflexión de los historiadores y de las historiadoras que trabajan sobre las prácticas comerciales en los periodos anteriores a la industrialización o en los inicios de ésta. Además, las preguntas en torno a la confianza, al cumplimiento de las obligaciones, y a la ejecución de los contratos les interesan también a los economistas e historiadores de la economía, quienes destacan la importancia de las instituciones – o convenciones – y el rol de los dispositivos de coordinación de los agentes en la circulación de bienes y personas. Más concretamente, estos enfoques se centran en la forma en que los comerciantes actúan entre sí a diferentes escalas y en diversos contextos, en las herramientas jurídicas y normativas que les sirven para estructurar sus acciones, así como sus interacciones con los poderes soberanos y con otros actores económicos y políticos.

El proyecto HIRECOM pretende contribuir a estos debates proponiendo un nuevo enfoque heurístico - la historia social de las regulaciones comerciales -, y aplicándolo a unos terrenos poco explorados en los mencionados debates: las sociedades hispanas de los siglos XVII, XVIII y XIX, consideradas desde la perspectiva de los intercambios y de sus conexiones regionales, imperiales, atlánticas y globales. En particular, pretende poner de relieve las dinámicas institucionales introducidas por los principios liberales, al tiempo que discute la novedad de estas transformaciones del marco normativo de la acción económica, en relación con las formas de regulación anteriores, en una perspectiva comparativa a largo plazo.  Por lo tanto, el proyecto adopta un arco cronológico coherente con la discusión de una visión compleja y no lineal de la evolución de las formas de regulación del comercio.

Si el comercio llevado a cabo en estos espacios, en particular el comercio colonial que tuvo lugar en el marco altamente regulado de la Carrera de Indias, ha sido objeto de una atención constantemente renovada, la cuestión de la articulación entre la definición de las normas, tanto jurídicas como sociales, que regulan la práctica comercial y los actores mercantiles ha permanecido insuficientemente discutida. ¿Cómo se integraron estas normas en sus prácticas comerciales y de qué manera contribuyeron a darles forma? ¿Qué papel desempeñaron los comerciantes, junto a los profesionales del derecho y de la justicia, y a las autoridades políticas soberanas, en la definición e innovación de estas normas o convenciones (Boltanski, 1990; Boltanski y Thévenot, 1991), que podían ser explícitas y formalizadas en el derecho positivo, o implícitas pero reconocidas por los actores? ¿Cómo ha evolucionado esta articulación, entre normas, convenciones y acción económica, a lo largo de los tres siglos que abarca el marco cronológico elegido?

Estas son las principales preguntas a las que pretende responder el programa HIRECOM, afinando la periodización de estas formas de regulación gracias a la atención prestada a la complejidad de las transiciones institucionales y políticas. Se trata de examinar en particular tres momentos o regímenes, cuya definición es un tema de discusión: autonomía, mercantilismo, liberalismo. Analizaremos en qué medida estos regímenes se pueden observar en las prácticas comerciales y en los sistemas normativos que las ordenaron. De este modo, la perspectiva de una historia social de las regulaciones permitirá discutir la pertinencia misma de estas cesuras institucionales y su relevancia para los actores sociales coetáneos.

                                                           

La historia social de las regulaciones comerciales

En la intersección de las ciencias sociales, de la historia económica, de la historia política y del derecho, la historia social de las regulaciones comerciales, se propone analizar los factores sociales, morales, culturales y jurídicos que incitaron a los comerciantes a cumplir con sus compromisos y obligaciones. Este enfoque dialoga con los trabajos de los economistas neo-institucionalistas. Desde los años 70, han estudiado el papel del derecho y de las instituciones formales en la determinación los desempeños económicos. Al identificar las instituciones, formales (derechos de propiedad, contratos, tribunales) e informales, como poderosos instrumentos de regulación de la actividad económica (North, 1990; Greif, 1993), estos trabajos han contribuido a renovar los esquemas teóricos del análisis económico clásico. Sin embargo, han sido a su vez criticados por los historiadores económicos. Algunos, basándose en sus propios resultados empíricos, han cuestionado la noción de contratos autoejecutables teorizada por la economía neo-institucionalista, así como la idea de tribunales puramente privados en el origen de un derecho mercantil producido en gran medida por la comunidad mercantil, sin participación de las autoridades políticas. Otros historiadores también han tendido a relativizar la influencia de las instituciones formales, especialmente las jurídicas, en la acción económica de los actores. Han hecho hincapié en el alcance de las esferas que escapaban a la regulación formal en las sociedades preindustriales (contrabando, fraude, trueque, autoconsumo) y en la debilidad de las instituciones para hacer cumplir la ley y ejecutar las obligaciones jurídicas. Al trabajar sobre las relaciones y obligaciones sociales que vinculaban a los agentes económicos, también han puesto de manifiesto la importancia de las convenciones sociales y culturales (reputación, sentido del deber) y de las redes sociales en la regulación de la economía y las actividades comerciales. Este enfoque permite, pues, no separar la forma en que los actores interactuaban entre sí de las normas – jurídicas, sociales, culturales – y los contextos normativos que estructuraban su acción.

Los trabajos más recientes también han intentado revisar una dicotomía que aún sigue siendo dominante en la bibliografía, y que tiende a oponer las economías del Antiguo Régimen, que se caracterizarían por instituciones informales, a las economías contemporáneas, modernas y liberales, reguladas por instituciones formalizadas y estandarizadas, que permitirían los intercambios comerciales impersonales (Bartolomei et alii, 2017; Lemercier y Zalc, 2012). El proyecto HIRECOM, al tiempo que se apoya en la riqueza de los intercambios historiográficos resultantes de estos debates, pretende proponer un marco de análisis coherente que permita matizar esta visión dicotómica de la vida económica: gracias a la confrontación de estudios sobre diferentes terrenos, se pretende demostrar que las normas formales e informales no constituyen dos ámbitos distintos de la realidad comercial, sino que, al contrario, están estrechamente entrelazadas y son complementarias en todas las épocas.

Además, el programa HIRECOM sitúa en el centro de la reflexión el papel de los actores, individuales y colectivos, en la producción de estas instituciones y normas regulando el comercio. Esto equivale, por un lado, a adoptar una comprensión amplia de la noción de instituciones, atenta a los actores que las constituyen, las movilizan y construyen representaciones de ellas (Bertrand y Moutoukias, 2018). Por otro lado, se trata de contar con los aportes de la historia cultural del derecho desarrollada por el grupo HICOES en España. Ha considerablemente contribuido a renovar nuestra comprensión de las transformaciones institucionales en el ámbito hispano, poniendo de relieve las condiciones sociales, culturales y políticas de producción de las normas jurídicas. Del mismo modo, la corriente "Law and Society" desarrollada en los Estados-Unidos y que se está estructurando actualmente en Francia, se interesa menos por la enunciación formal de las normas jurídicas y ponen el acento en el papel de los actores y sus relaciones en la producción y la circulación de las normas jurídicas y convenciones. O sea que, si bien el proyecto HIRECOM pretende interesarse en la importancia de las reglamentaciones emitidas por las autoridades soberanas en la regulación de las prácticas comerciales, también centra su atención en el papel que desempeñan los actores en la producción del derecho, tanto a través de sus órganos corporativos como en el marco de las formas de resolución de conflictos que presentan ante las jurisdicciones competentes o solucionan por medios infra- o parajudiciales. Lejos de ser meros receptores pasivos de una ley formulada y aplicada por las autoridades soberanas, los actores sociales se sitúan en el centro de los procesos que conducen a su producción y aplicación.    

Este enfoque sobre los actores se inscribe en una renovación importante de la historiografía de la Monarquía católica española.  Además de los historiadores del derecho quienes, poniendo en tela de juicio el paradigma del Estado al centro de la comprensión tradicional de la organización política, pusieron de relieve la pluralidad de los poderes políticos en el centro del proceso de producción del orden normativo (Hespanha, 1987), los estudios sobre las redes ibéricas subrayaron el rol de las elites de los diferentes territorios de la Monarquía en la configuración del imperio. Incluyendo los aportes de estos trabajos, la noción de “monarquía policentrica” (Cardim, Herzog, Ruiz Ibañez y Sabatini, 2012) permitió insistir sobre los procesos de negociación e interacciones entre diferentes centros del imperio y en los intereses varios de los territorios. Tales perspectivas permitieron también subrayar la participación de los diferentes territorios hispanos en la producción de los repertorios revolucionarios y liberales, lejos de una idea de propagación revolucionaria desde un centro hasta las periferias (Guerra, 1992). Estas contribuciones, de parte de los historiadores del derecho, de la economía y de la política en el mundo hispano, son de mucha importancia para el proyecto HIRECOM, pues ofrecen un marco teórico para mostrar cómo los actores, individuales y colectivos, en los diferentes territorios hispanos participaron en la definición de las reglas del comercio, no sólo al interactuar entre ellos, sino también al relacionarse con las autoridades soberanías, tanto hispanas como de otros territorios. 

Esta enumeración de cuestiones no agota el inventario, pero es, pues, al conjunto de estas formas de co-construcción de la norma por parte de los actores –y que llamamos historia social de las regulaciones- que queremos estudiar reteniendo como campo de estudio las prácticas comerciales observadas en los mundos hispanos del siglo XVII al XIX.

 

Monopolios frente a libertad de comercio en el mundo hispano (siglos XVII-XIX)

Hasta la fecha, muchos trabajos han renovado nuestra comprensión de las instituciones que regulaban las prácticas mercantiles, pero no han prestado suficiente atención a las transformaciones introducidas en su funcionamiento por las ideas y reformas liberales que se desplegaron en los mundos atlánticos a partir de mediados del siglo XVIII. Por otra parte, el análisis de estas transformaciones no se ha centrado mucho en el caso de las sociedades hispanas, a pesar de que hayan jugado un papel central en la invención de formas monopólicas y corporativas de la actividad comercial, y constituyeron espacios privilegiados para las reformas de inspiración liberal.

En el mundo hispano, el análisis del Reglamento del comercio libre de 1778 fue el principal punto de reflexión sobre las formas de regulación comercial. Este texto legal proponía una reforma fundamental del comercio colonial español, abriéndolo a una veintena de puertos de ambos lados del Atlántico, desmantelando el sistema de flotas que había marcado el ritmo de la Carrera de Indias durante dos siglos, y fomentando la creación de nuevos consulados de comerciantes en los distintos centros comerciales involucrados en estos intercambios. Sin embargo, ¿realmente estas reformas marcaron una profunda ruptura con el sistema anterior? El debate, abierto en el seno mismo del equipo de investigadores reunidos en el proyecto HIRECOM, es central en la perspectiva de una discusión sobre las grandes periodizaciones y transiciones que jalonan la cronología estudiada.  Para responder a esta pregunta, es necesario ampliar los estudios recientes que se han centrado no tanto en las consecuencias macroeconómicas de las reformas, sino en las transformaciones concretas que indujeron en las prácticas comerciales: la fluidez de los intercambios marítimos, la integración de nuevos actores en el sistema comercial y la multiplicación de las jurisdicciones competentes en materia de litigios comerciales (Lamikiz, 2010; Mazzeo, 2012; Valle Pavón, Ibarra, 2017). Además, algunos autores han intentado situar el Reglamento de 1778 en una secuencia de reformas más amplia, que comienza con la primera abolición del sistema de Flotas y Galeones (1739) y la introducción del comercio libre en Cuba (1765), y que continúa hasta 1789 con la liberalización del comercio de esclavos y la extensión del comercio libre a Nueva España y Venezuela. Sin embargo, pocos historiadores han explorado los vínculos entre este programa reformista de la monarquía borbónica y los posteriores cambios en la regulación del comercio en el Atlántico hispano, marcados por las nuevas medidas de liberalización de las primeras décadas del siglo XIX (decretos de los neutrales en 1797 y 1804), apertura de los puertos de La Habana y Panamá, y luego por la proclamación de la libertad de comercio por las nuevas autoridades republicanas tras los movimientos emancipadores del periodo 1808-1825.

Además, estos desarrollos en la regulación del comercio en el área hispana no se han puesto en perspectiva con el profundo movimiento de codificación y constitucionalización del derecho que recorrió todo el mundo hispano y que estuvo en el centro del liberalismo hispanoamericano. Este movimiento estuvo marcado, en España, por la proclamación de la Constitución de Cádiz en 1812, la experiencia del Trienio liberal (1820-1823) y la promulgación del Código de Comercio en 1829. En los nuevos territorios americanos independientes, también se reflejó en proyectos y reformas que llevaron a la abolición de la organización corporativa del comercio y a la promulgación de códigos comerciales a partir de la década de 1850. Al analizar el modo en que los principios liberales se arraigaron en las sociedades hispanas, los historiadores inspirados en los trabajos del grupo HICOES han renovado nuestra comprensión de las rupturas y continuidades institucionales, vinculando el orden corporativo y monárquico del Antiguo Régimen con el llamado régimen liberal de la época contemporánea. Pero apenas han integrado en sus análisis la cuestión de las transformaciones de las regulaciones comerciales. Sin embargo, la construcción de un nuevo entorno institucional para la coordinación del mercado estaba en el centro de las aspiraciones liberales.

El proyecto de investigación HIRECOM pretende, por lo tanto, examinar las transformaciones introducidas por las llamadas ideas y reformas liberales en las formas de regulación del comercio en los mundos hispanos. La elección del largo plazo debe permitirnos cuestionar las supuestas novedades introducidas por estas reformas, analizando las rupturas y las continuidades de las reglas del intercambio comercial desde los años 1620 y a lo largo de una "era del comercio" hasta los años 1860.

 

Repensar las periodizaciones de las formas de regulación del comercio

En la perspectiva de una historia social de las regulaciones comerciales, los momentos o regímenes presentados en la introducción para estos dos siglos y medio – autonomía, mercantilismo y liberalismo – constituyen un perímetro de discusión para el proyecto, marcado por debates bien conocidos.  El programa HIRECOM intenta dar un contenido preciso a este perímetro de discusión a partir de su objeto “regulaciones”: tal objeto permite tratar, de forma fina y global, las asincronías que caracterizan la dinámica histórica de las transiciones de régimen. Este objeto común permitirá superar las aporías derivadas de la simple yuxtaposición de historiografías, que lleva a los especialistas de cada uno de los periodos de la larga secuencia Habsburgo/Borbones/Siglo XIX a no identificarse, a menudo, en las particiones cronológicas de los demás.

Para el siglo XVII, la idea de “obediencia negociada” y algunos trabajos sobre la corrupción han permitido ahondar en la comprensión de la organización política de las sociedades de la Monarquía católica española y de los actores de la regulación. Así, esta interpretación del orden social y político en las sociedades hispanas del Antiguo Régimen se ha renovado profundamente desde los años 90 gracias a la crítica del paradigma del Estado por los historiadores del derecho y del orden político. Estos estudios, pues, han hecho hincapié en las condiciones jurídicas y políticas de la autonomía de las comunidades políticas locales (Clavero, 1991 y 1997; Garriga, 2004; Amadori, 2013; Rosenmüller, 2017; Andújar, 2018). Al hacerlo, han destacado la agencia de los comerciantes dentro de estas comunidades en dos contextos de interés directo para el proyecto HIRECOM. Un primer contexto se refiere a la secuencia de reformas llevada a cabo en las décadas 1630 y 1640, durante el valimiento del conde duque de Olivares después de su acceso al poder (1621). Estas reformas articularon las regulaciones del comercio, la fiscalidad y las interacciones entre las comunidades mercantiles y las jerarquías soberanas. Por otro lado, en los años 1640-1648 se consolida la instalación de rivales en el Atlántico hispano (Portugueses y Holandeses, y luego Franceses e Ingleses). Esto condujo a la producción de espacios trans-imperiales de competencia y colaboración, fricción e interpenetración, favorables a los intercambios con las sociedades hispanas locales. Pero también dio lugar a procesos de renegociación de las formas de regulación del comercio entre los actores mercantiles y los poderes soberanos.

Las consecuencias de la Guerra de Sucesión española – el comercio directo de los Franceses, asiento francés e inglés – prolongaron este momento, al tiempo que lo reconfiguraron. Y la llegada de los Borbones al poder marcó sin duda el inicio de una nueva etapa. Las reformas introducidas en la segunda mitad del siglo XVIII fueron objeto de un intenso debate durante mucho tiempo. La emergencia progresiva de un lenguaje político inspirado en el mercantilismo renovó la formulación de los objetivos del poder soberano. Aunque estos objetivos no siempre fueron coherentes, ni en el tiempo ni en función de los actores que los promovieron, la necesidad de reforzar la defensa de las provincias de ultramar y de aumentar su desarrollo económico y, en consecuencia, los recursos producidos para la metrópoli, orientó los esfuerzos para establecer una nueva organización política de los territorios de la Monarquía y para transformar la organización del comercio transatlántico. Las élites administrativas, también nuevas, participaron en esta reformulación de las reglas del juego atlántico. Estos esfuerzos dieron su tono particular, luego, al conjunto de reformas en el cual se combinaron la apertura y la construcción corporativa. La creación de compañías privilegiadas y el fomento de la trata de esclavos es un buen ejemplo de tal combinación. Sin embargo, no se trata de un movimiento del centro a las periferias mercantiles, ni tampoco de una dinámica temporal homogénea. Además, se reforzó la presencia de las potencias rivales en el Atlántico, mientras que la cooperación entre los actores mercantiles trans-imperiales estabilizó nuevas prácticas. En este contexto, la sucesión de rivalidades y guerras intensificó las consultas o negociaciones entre los agentes de la monarquía y los comerciantes. Así, las comunidades mercantiles reformularon el marco de su autonomía y, con ello, las formas de regulación de su actividad.

Tras las reformas del sistema de monopolio comercial español en el último tercio del siglo XVIII, las reformas introducidas a lo largo de la secuencia de la independencia americana y la construcción de los estados soberanos generaron profundas transformaciones en la regulación de los intercambios mercantiles: desmantelamiento de los monopolios, reestructuración de los sistemas fiscales y aduaneros, modificación de los derechos de propiedad, libertad de contratación garantizada por las instituciones, libertad de negociar y de circulación, incluso para los extranjeros, emergencia de sujetos con iguales derechos ante la ley, independientemente de su filiación corporativa, privilegio jurisdiccional o identidad nacional (Manac’h, 2021), procesos de constitucionalización y codificación del derecho (Garriga y Lorente, 2007; Tau Anzoátegui, 2008; Lorente y Portillo Valdés, 2011; Petit, 2016; Lempérière, 2017), o firma de tratados internacionales según lógicas liberales. En resumen, esta tercera fase se distinguiría por la consolidación de las instituciones jurídicas que establecen un orden liberal en la regulación de las actividades comerciales.

En otras palabras, el proyecto se niega a presuponer que estas transformaciones de las normas y convenciones que regulan la vida comercial constituyan revoluciones “mercantilista” o “liberal” que se imponen a los actores y determinan sus prácticas. El programa HIRECOM pretende cuestionar el impacto de estos cambios en la vida comercial, el lugar que ocupan los actores comerciales en la definición y aplicación de estas nuevas normas y, por último, el significado y la linealidad de los cambios en curso. Por ejemplo, mientras los consulados fueron abolidos en Buenos Aires en 1820 y en México en 1824, se mantuvieron en Perú y se crearon otros nuevos en la Península en fechas posteriores (1827 en Madrid). También la existencia de monopolios persistió en el siglo XIX según nuevas formas, con la concesión que algunos gobiernos como el de Buenos Aires hicieron a partir de los años 1820 a grandes grupos de acreedores, confiriéndoles el ejercicio monopólico de prerrogativas monetarias. Del mismo modo, mientras el Código de Comercio francés se tradujo y difundió en España a partir de 1809, extendiéndose rápidamente por todo el mundo hispano, las tarifas del Reglamento del Comercio Libre y las Ordenanzas de Bilbao siguieron vigentes en algunas de las repúblicas hispanoamericanas independientes hasta que se promulgaron definitivamente los códigos comerciales nacionales en la segunda mitad del siglo XIX.

A través de una historia social de las regulaciones comerciales, el programa HIRECOM propone releer las grandes periodizaciones tradicionalmente establecidas desde la historia política y jurídica. Queremos comparar las instituciones del período de las llamadas reformas liberales con las que caracterizaron y enmarcaron las sociedades del Antiguo Régimen, que suelen calificarse de monopólicas, corporativistas y regladas.