Clément FOURMENT

Grabado






 

Clément Fourment es diplomado por la Escuela superior profesional de artes gráficas de París y por la Universidad Paris Descartes. Tras finalizar sus estudios, se embarca en la elaboración de un dibujo de envergadura en tinta y lápiz. Fruto de dos años de trabajo, en 2018, su obra, un cuaderno desplegable de cinco metros de largo, recibe el primer premio de dibujo Pierre David-Weill de la Academia de Bellas Artes de París.

Su trabajo ha sido expuesto en París (Bastille Design center, Art Paris Art Fai, Galerie AlB), en el Vaucluse (Fundación Robert Laurent Vibert) y en el departamento del Aisne (galerie du collège de Beauvoir y Artothèque). Recibe el apoyo de la DRAC Hauts-de-France, que le permitirá comprar utensilios de grabado, y así comenzar a explorar la talla dulce como nuevo medio de expresión. Esta práctica le permite profundizar en su búsqueda del negro y blanco y lo lleva a crear grabados en talla dulce.

Los temas que aborda en sus obras son extensos y se inspiran en una vida ilusoria. Como si se tratara de la lectura de una novela, los protagonistas y las situaciones se entremezclan y, a menudo, un elemento perturbador altera la apacible realidad. La narración empuja al espectador a cuestionar la noción misma de verdad frente a estas imágenes. ¿Qué creer? ¿A quién creer?

Su obra se concibe como el intento de una metamorfosis del grabado y del dibujo en un objeto fotográfico, casi videográfico. Un estado, un instante, un movimiento falseado aparece así sobre el papel. Esencialmente introspectiva, esta realidad recreada invita a reconectar con una cierta perplejidad ante lo que se siente, se significa y se muestra delante de nosotros.

 

Proyecto en residencia 

El proyecto en residencia de Clément Fourment adopta la forma de un confesionario gráfico, en el que se confrontan las técnicas —media tinta, grabado, estampa— y las reflexiones, en el que la realidad se disipa para dejar paso a la ficción.

Este proyecto encuentra su referencia principal en las Pinturas negras de Goya. Rudas, violentas, repentinas, traducen reflexiones de vida, y fueron ejecutadas en la intimidad del pintor, casi en secreto. En este proceso, el taller se convierte en el centro emocional y creativo, al igual que un inmenso diario íntimo.

Confrontado a la experiencia de la residencia, se trata de traducir un flujo de emociones, cuyo gesto mismo —golpear, restregar, maltratar el cobre— participa en la alegoría de esta lucha del espíritu. El público, por su parte, se convierte en el voyeur íntimo de las estratagemas y los avatares del artista.

Al reinterpretar la emoción vivida, emanan del tumulto humano distintas atmósferas y dan su tono a los grabados oscuros y fantásticos, testigos de una verdad alterada.


clementfourment.com

 

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01/03/2022 - Español