La mayor parte de los estudios sobre la presencia de extranjeros en España y la América española han llamado la atención sobre dos problemas teórico-metodológicos que también deberán afrontarse en este Proyecto EHEHI–UCM: quién era extranjero y cuántos eran. Sobre el primer problema, a quién debemos considerar como extranjero en el Antiguo Régimen en general y en la Monarquía española en particular, se ha pasado desde una óptica derivada del triunfo del 6 Estado-Nación del XIX, basada rígidamente en el marco político-jurídico definido por el lugar de nacimiento (territorialidad) y de vasallaje al monarca (“nacionalidad”), a otra concepción más abierta, flexible y dinámica donde también entraron en juego otros factores. Entre éstos cabe mencionar la práctica de la cultura de servicio al soberano (sin ser estrictamente su vasallo, pudiendo detentar una “soberanía compartida”) y la tradición castellana de reconocimiento implícito del extranjero como vecino por parte de la comunidad local (HERZOG 2003; YUN CASALILLA 2009). Sin embargo, dicho lo anterior, todavía más que en la Europa Occidental, la Europa Oriental presentaba un extraordinario carácter multinacional, plurilingüístico y multiconfesional al interno de cada una de sus formas políticas (ya de por sí mucho más plurales en el conjunto de la Europa de la Edad Moderna que en la actual división estatal).

Sobre el segundo problema, la cuantificación, no todos los extranjeros dejaron rastro de su presencia en las fuentes documentales y tanto las fuentes nacionales (matrículas de extranjeros) como locales (parroquiales, padrones, vecindarios y protocolos notariales) aparecen a menudo incompletas o parciales. De hecho, sólo a partir de 1716 comenzaron las matrículas de extranjeros, pero en 1791 –año en el que se formó la matrícula más exhaustiva– las autoridades reconocieron que las que se habían hecho desde principios de siglo “no han sido exactas ni se han formado en todos los pueblos” (CRESPO SOLANA y MONTOJO MONTOJO 2009).

Superados estos problemas, se recurrirá a fuentes documentales primarias diversas, fuentes secundarias de origen literario y a la bibliografía especializada pertinente. También se emplearán herramientas informáticas para el procesamiento de datos (bases de datos).