Eje I - Ciudades, territorios, ciudadanías

Este eje de investigación propone un enfoque de los espacios y de las comunidades que privilegia la articulación entre los territorios urbanos y los modos de organización colectivos. En efecto, la elección de la noción de ciudad permite comprender la configuración espacial dentro de la pluralidad de sus implicaciones: a través de la fábrica de la ciudad y del hábitat reales que modelan las arquitecturas o que dibujan los paisajes urbanos, pero también en los diferentes modos de relaciones y vínculos de pertenencia generados entre los habitantes bajo la forma de intercambios de bienes, servicios, saberes o creencias. La ciudad puede asimismo entenderse como un espacio sociopolítico homogéneo y armonioso, inventado en la concepción utópica, soñado en la política y cristalizado en la ordenación del territorio.

Ciudades y territorios urbanos. De la ciudad antigua a la ciudad de la Edad Media1, el poder del Estado y de sus agentes que otorgan “el derecho de ciudadanía”, también es construido, representado y cuestionado, tanto a través de la concepción y construcción de la ciudad, como del gobierno y la jerarquización social del espacio urbano. Teniendo en cuenta la vocación temática del EHEHI, privilegiaremos los estudios sobre el espacio del Mediterráneo antiguo y moderno, en particular en relación con los periodos de transición, como el paso de la Antigüedad tardía a la época islámica en Al-Ándalus y en el Magreb, o asimismo las proyecciones del concepto de ciudad en los territorios de la otra orilla del Atlántico en las épocas moderna y contemporánea, así como las fases de reconstrucción y de expansión urbanas a escala planetaria tras la II Guerra Mundial.

En efecto, la gestión del incremento del espacio urbano se ha convertido en una cuestión de gran importancia en la época contemporánea, en particular en lo que respecta a la absorción de los flujos migratorios masivos, las cuestiones de consumo de espacio, de morfogénesis urbana, de segregación socio-espacial o de renovación de los modelos de acción pública urbana. Así, desde comienzos de los años 2000, América Latina se ha impuesto como una nueva referencia en materia de innovación en el ámbito del urbanismo social, invitando a renovar el análisis de las interacciones y limitaciones entre transformación espacial, social y política.

Desde el nacimiento de la ciudad, la polarización urbana va en paralelo con el control y la explotación del territorio circundante. Dentro de una preocupación estratégica, la ciudad que, por definición, reúne en su seno a los órganos fundamentales de los poderes (político, religioso, administrativo…) para poner en común y garantizar el bienestar de sus habitantes, necesita asimismo una base territorial que permita su abastecimiento, su influencia y su protección. El enfoque  multiescalar (de lo local a lo internacional) autoriza el análisis de las diferentes estrategias, la mayoría de las veces empíricas, instauradas por las propias ciudades o por las autoridades políticas para organizar este mundo urbano plural, definir y gestionar su jerarquía y establecer una red interconectada. 

Ciudadanías: lugares y vínculos de comunidad. Al plantear la cuestión de la ciudadanía, nuestra perspectiva escoge abordar asimismo los espacios y los territorios urbanos en su capacidad para generar vínculos de pertenencia y de integración comunitaria de naturaleza política, social, jurídica o religiosa y cultural. En el largo plazo, desde la Antigüedad al Antiguo Régimen, son los conceptos de súbdito o de extranjero y formas sociales como los cuerpos o las órdenes los que permitirán analizar históricamente los modos de emergencia y los regímenes particulares de definición de un “nosotros” comunitario así como sus regímenes de exclusión o, como dice la historiadora Simona Cerrutti, sus “condiciones de incertidumbres”2. A partir de lo que Pierre Rosenvallon ha denominado “la consagración del ciudadano” en 1789, la soberanía política del individuo-ciudadano ha podido caracterizar a las sociedades modernas bajo unas formas muy diferentes, de las que podremos estudiar las mutaciones, muy especialmente en Europa del Sur y en la América de habla hispana. Por otro lado, prestaremos una atención particular a todos los fenómenos de conflicto que provoquen procesos colectivos de radicalización, para trabajar en la definición de este concepto a largo plazo, articulando las dimensiones políticas, sociales, culturales y religiosas en áreas culturales diferentes. En efecto, en el centro de la cuestión del radicalismo se encuentran las redefiniciones contemporáneas de los modos de identificación social, la emergencia de nuevos regímenes de oposición políticos y la contestación o la reivindicación de una hegemonía cultural o espiritual. El análisis de las actualizaciones contemporáneas de formas de radicalización nos permitirá plantear la cuestión del vínculo de pertenencia colectivo desde el punto de vista de las dinámicas del antagonismo, en particular en un contexto democrático.

Se trata asimismo de analizar, con las herramientas que ofrecen las ciencias sociales, las prácticas y expectativas de los habitantes de las ciudades en relación con el entorno urbano en el que viven, y entender las especificidades de sus modos de vida (modos de consumo; comportamientos en el trabajo y en relación con él; prácticas de salud, de movilidad, de ocio; modalidades, grado y tipo de compromiso…) para inscribir su trayectoria en la historia del homus civitatis y anticipar lo que será la ciudad del futuro.

Ciudadanías y post-democracias contemporáneas. En el contexto de las crisis contemporáneas de la representación democrática en Europa, la cuestión de la ciudadanía es un campo de estudios y de análisis actualmente en plena efervescencia, que se interroga sobre los modos de integración o de fractura entre democracia política, democracia social y participación ciudadana. El término “post-democracia” se utiliza desde mediados de los años 2000 en el campo de las ciencias políticas para designar la situación de crisis política de las democracias liberales, ahora acusadas de privar a los ciudadanos de su ciudadanía, es decir de su soberanía política efectiva3. Desde el punto de vista de la filosofía contemporánea, esta crisis general de la ciudanía es objeto de reflexiones nuevas que, sin embargo, abren horizontes para la refundación de la comunidad de ciudadanos. Así, Catherine Colliot-Thélène ha analizado la existencia de una “democracia sin demos”, proponiendo una reevaluación metódica del ideal normativo de la democracia moderna que desemboca en una atención renovada dada a los nuevos procedimientos contemporáneos de participación ciudadana4. Desde un punto de vista diferente, Étienne Balibar ha planteado la cuestión de la emergencia contemporánea de un régimen de “ciudadano-súbdito”5. Por último, Sandra Laugier y Albert Ogien recientemente han combinado el interrogante filosófico y el análisis sociológico para establecer un inventario de las exigencias de ciudadanía política a través de las formas actuales de desobediencia civil6.

Todas estas reflexiones teóricas entran en resonancia directa con fenómenos de movilizaciones extra-institucionales de las ciudadanías democráticas en Europa y con discursos que formulan la necesidad de una refundación de una “democracia radical”, pero también hacen eco a la renovación de las lógicas políticas populistas a escala global y a la gran crisis de los emigrantes que sitúa a Europa frente a la figura del extranjero y del no-ciudadano. Estos fenómenos podrán ser analizados en su diversidad y complejidad a través de los contextos políticos, sociales y culturales particulares de los países de Europa meridional, prestando una atención especial a España que, desde 2011, se ha convertido en el laboratorio político y social de una aspiración colectiva de refundación ciudadana de la democracia heredada de la transición post-franquista y que otorga, de este modo, una importancia inédita a la renovación de las formas de expresión política de las “nuevas ciudadanías” en busca de “democracia real”.

Estas perspectivas de análisis, que enlazan el espacio físico de la ciudad con la ciudadanía como matriz de pertenencia o de exclusión comunitaria, tienen como vocación abrir un ámbito de investigación que permitirá movilizar a investigadores procedentes de campos disciplinarios muy diversos, en especial los de la arqueología, la historia, la geografía urbana, el urbanismo, la ordenación del territorio, la historia del arte, la sociología, la antropología, la filosofía, la literatura, la ecología, el derecho o las ciencias políticas.

1 Patrick BOUCHERON, Denis MENJOT, La ville médiévale. Histoire de l’Europe urbaine, Paris, Seuil, 2011.

2 Simona CERRUTTI, Étrangers. Etudes d’une condition d’incertitude dans une société d’Ancien Régime, Paris, Bayard, 2012.

3 Colin CROUCH, Post-democracy, Cambridge, Polity Press, 2005.

4 Catherine COLLIOT-THÉLÈNE, La Démocratie sans demos, Paris, PUF, 2011.

5 Étienne BALIBAR, Citoyen-sujet et autres essais d’anthropologie philosophique, Paris, PUF, 2011.

6 Sandra LAUGIER, Albert OGIEN, Le principe démocratie. Enquête sur les nouvelles formes du politique, Paris, La Découverte, 2014.