La Casa de Velázquez, institución francesa que produce “saber” y familiarizada con los libros (acoge a investigadores, dispone de una extensa biblioteca y edita publicaciones) es también una residencia para artistas plásticos emergentes.
Si en el pasado reciente artistas como Laurent Millet y la fotógrafa Aurélia Frey hicieron una incursión en el mundo de la edición en la última promoción hemos notado un fuerte interés por el libro de arte. Desde posturas muy diferentes, Anne-Laure Boyer, Anne-Lise Broyer, Albert Corbí, Marie Maurel de Maillé o Benoît Piéron han elegido este soporte para expresarse paralelamente a sus medios habituales : grabado, dibujo, fotografía o escultura.
En esta convergencia hacia el libro como campo de experimentación queremos ver más que una mera casualidad, un síntoma, la señal que mandan los creadores a un nuevo tipo de lector-espectador.